Que difícil es esto dice mi viejo cada
tanto. Guardo en el tacho el último pucho que me quedaba.
Otra vez dolor de panza, puntadas
fuertes que me retuercen en la silla. Trato de respirar pero capaz
que hasta eso hago mal. Manzanilla y galletitas saladas. Sentarme en
los esquiones como aprendí hace poco. Sí, las piernas en ángulo
recto. Zapateo un poco. Reitero que siempre pensé que hubiera sido
mejor si hubiera nacido varón. Será cuestión de equilibrar. Los
lados, las partes, los lares de la canoa para que no se me dé
vuelta. Siempre hay alguien que pregunta el porque de la cara
hinchada y estoy pachucha digo. Otro amistad de algún tiempo, de
esas personas de personalidad fuerte y difícil con las que suelo
encariñarme (me encariño mucho, eso sí puedo afirmarlo aunque no
sea algo que pueda hacer mucho... afirmar digo), ha dejado a
disposición de quien necesite un abrigo en el percherito y me lo
sujeto a la cintura para acobijarme las piernas así capaz que dejo de
zapatear.
Ahora parece que estoy lista para el
zarandeo y más bien. Justo a tiempo, ese balance que me permite
remar la mañana laboral. Quisiera escuchar música y ahí va, a veces
solo es cuestión de preguntar y todo sale. En alguna otra ocasión
que me sucedió esto también la reme con música pero me llega a
doler hasta el oído de pronto entonces los auriculares no, no puedo.
Algo tranqui es difícil encontrar. Hay amor acá dentro también
aunque yo siempre tenga frío. Mirando un poco, se ve como todos
somos seres humanos no más, y aunque le cueste salir a una capacidad
particular, sabemos comprender. Lo necesitamos incluso para seguir un
poco más, para convivir en armonía. Tengo miedos, muchas
incertidumbres y pocas acciones. Reaccionó siempre medio tarde pa'
mi pensar y pareciera que es pronto para decir todo lo que digo. Eso
no me afecta, creo. Pero necesito hoy por hoy, con la edad que tengo
(que para el gral. no es mucha aún para andar haciéndose la sabia
pero no es nada de eso), con las cosas que he vivido, empezar a
armarme de algunas estructuras mentales que me ayuden a mirarme con
amor. A tenerme más paciencia, a mimarme, respetarme, cuidarme. Por
ahí leí que el dolor de cabeza tiene que ver con estar siendo muy
orgulloso, no ser flexible. Pero es que hay cosas que ya debería
dejar de ser flexible sino los miedos y por consiguiente el dolor de
estomago van a seguir estando. ¿Prefiero el dolor de cabeza
entonces? No, ni ahí. Ni se lo deseo a nadie. Me da vuelta que mi
propio hijo expresa sufrirlo y más me duele, más en el útero
ahora. No. No es Andrés, es Santiago. Jaja! Santiago del Estero,
siempre quise conocerte. O Santiago de Chile también me llama. No,
mentira. No están esas localidades en mis planes y mapas. Así que
no están y ya. Nunca estuvieron, ¿duele? Sí. ¡La miércoles que
duele!, parece que con determinadas palabras, al escribirlas, se
retuerce el órgano. Buenas noticias, me iré. ¿Y eso sana? ¿Deja
de doler? ¿Si no elijo el dolor de cabeza, elijo el de espalda?, que
dicen se debe a meteretes en asuntos ajenos pero si no me encariño
más, pienso y pensar tanto en vano me hace doler la cabeza, ja! ¡Qúe
calesita! Ningún remolino, paleé demasiado con la derecha ... si no
digo lo que siento me duele la garganta y si lo digo me cortan la
cabeza. Ahí va, y ya no la tendría pa' que me mate despacito que es
lo que se siente. ¿Y si elijo irme del dolor? Arranco otro escrito
que me atraiga al amor. Me amaré y me aprobaré a mi misma, que
somos todos grandes ya y lo lindo es lindo. Lo sano es sano, no es
rebuscado. No tiene dobles intenciones. El trabajo dignifica y
también es salud, dinero y amor. Y acá estoy, ya estoy bien.
Sobreviví.-
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